La inferencia causal para el estudio de la evolución morfológica
DOI:
https://doi.org/10.22201/iia.14055066p.2022.72933Palavras-chave:
Evolución morfológica, inferencia causal, fenotipos complejosResumo
Cuando trabajamos con fenotipos complejos observamos que algunos rasgos varían de manera conjunta, por ejemplo, el tamaño y forma del cráneo varían en relación con el cerebro y la variación del maxilar y de la mandíbula están relacionadas. Esta interacción se llega a observar incluso entre rasgos que parecerían poco relacionados, como la morfología facial y el comportamiento. La existencia de estos patrones de covariación se ha explicado tradicionalmente en términos de las relaciones funcionales y de desarrollo que comparten los fenotipos involucrados; sin embargo, es claro que un “patrón” no es equivalente a una “causa” o “proceso”, ya sea porque la asociación observada puede deberse simplemente a una asociación espuria o porque diferentes procesos pueden resultar en un mismo patrón o porque el mismo proceso puede resultar en patrones diferentes. La dificultad que implica discernir entre patrones y procesos es clara cuando estudiamos la evolución morfológica, por ejemplo, en los modelos que se utilizan para conocer la importancia relativa de la selección natural respecto de la deriva genética.
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