“Servir, no servirse”: cuando la bioantropología no explota y promueve la autonomía
DOI:
https://doi.org/10.22201/iia.14055066p.2024.88258Resumen
La bioantroplogía es una disciplina científica cuyo conocimiento está fundado en el estudio de humanos vivos o fallecidos. Produce un discurso sobre la realidad condicionado por el contexto social y cultural a partir del cual se emite. Su origen y su contexto de desarrollo ha sido la justificación de políticas de dominación tras el despojo, la matanza y el juicio moral de poblaciones humanas especificas. Para desprenderse de esa herencia y responder a la obligación de beneficio social implicado por cualquier disciplina científica financiada por el pueblo mediante el impuesto, habría que considerar formas mediante las cuales la bioantropología podría contribuir a la libre determinación de todos los humanos y a no aumentar las asimetrías sociales. Reconocer la contribución de las personas que participan a las investigaciones científicas –únicamente las que no implican riesgos de daños ni físicos ni morales– a través de la remuneración puede constituir un paso, aunque mínimo, en esa dirección. Ese articulo propone argumentos que dan a la remuneración una estructura ética sin desconsiderar sus limites. Esos argumentos se inscriben en un movimiento más amplio de redefinición del compromiso científico –un movimiento dentro del cual la Investigación Acción Participativa se desarrolla en América latina desde los años setenta. Ese compromiso tiende a la redistribución de los beneficios sociales y materiales de la investigación científica a través de la producción de un dialogo entre investigadores y investigados.
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