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Tejiendo la resistencia trans/travesti

 

Resumen

El primer periódico travesti latinoamericano surge en Argentina -se dice por ahí-, el Teje. Fue publicado del 2007 al 2012, gracias al trabajo del Área de Comunicación y Tecnologías del Género del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas. Este periódico aparece a partir de un taller de crónica periodística coordinado por María Moreno. En dicho taller, Paula Viturro propuso la realización del periódico como una forma de darles a las travestis una reinserción positiva (el Teje 2007, 20). Con el objetivo de visibilizar otras miradas disidentes del sistema heteronormativo, y las posibilidades que tiene la disidencia trans de escribir o expresar sus propias narrativas, sin necesidad de verse a través de los binarios hombre/mujer. Desde distintos ángulos el Teje se va posicionando como un contradiscurso; desde su tamaño más grande que las revistas convencionales, la portada tan colorida y llamativa, nombrándose como un periódico lo que en realidad podríamos «entender» o «conocemos» como una revista o hasta en su mismo título empezando con la minúscula y resaltando la «T» que parece como una forma subliminal de mostrar con orgullo la «T» de travesti, de trava, trans, etc. Pero también desde lo que esta palabra significa para las travestis en Argentina, pues forma parte de su vocabulario secreto y cómplice entre ellas, sobre todo entre las que se dedican al trabajo sexual.

Abstract

The first Latin American transvestite newspaper -it’s said out there- appears in Argentina: el Teje. It was published between 2007 and 2012, mainly because of the work from the Communication and Gender Technologies Area of the Rector Ricardo Rojas Cultural Center. The newspaper arises from a journalism workshop coordinated by María Moreno. There, Paula Viturro proposed the creation of the newspaper as a way to give the transvestites a positive reinsertion (el Teje 2007, 20) With the aim of making other views visible, dissidents of the heteronormative system and the possibilities that trans dissidence has to write or express their own narratives without the need to see themselves through the male/female binaries. From different angles, el Teje is positioning as a counterspeech; from its size -larger than conventional magazines-, its colorful and striking cover, naming itself as a newspaper what we could actually “understand” or “know” as a magazine, or even in its very title: starting with lowercase and highlighting the “T” as a subliminal way of proudly displaying the “T” of transvestite, trava, trans, etc. But also, from what this word means for transvestites in Argentina, since it’s part of their secret and accomplice vocabulary, especially among those engaged in sex work.


Hay que tener coraje para ser mariposa en un mundo

de gusanos capitalistas.

Lohana Berkins

ξ

Un día, durante el taller de crónica periodística que María Moreno coordinaba, Paula Viturro aprovechó la oportunidad de mencionarle la idea que tenía Marlene Wayar, de hacer un periódico por y para las travestis, algo que a grandes rasgos funcionara no solo como un lugar de aprendizaje para ellas sino también como esa alternativa de trabajo, un trabajo que no tuviera nada que ver con la prostitución. Bueno, solamente desde lo que cada quien escribe, desde lo experiencial. Gracias a esta colaboración que decidieron comenzar, tanto el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, del cual María Moreno y Paula Viturro formaban parte, y la Asociación de Futuro Transgénerico que coordinaba Marlene Wayar en aquel entonces, fue posible que hace 15 años se publicará -dicen por ahí- el primer periódico travesti de Latinoamérica, el Teje.

La creación de el Teje tenía como uno de sus objetivos apartarlas del entorno peligroso que por mucho tiempo ha sido la Zona Roja -lugar al que se le conoce porque es donde las trabajadoras sexuales se concentran para ofrecer sus servicios- además de alejarlas de las drogas, las cuales muchas veces eran obligadas a consumir cuando tenían un servicio sexual. Por ello, el periódico se fue configurando como ese otro mundo posible y tangible para las travestis, que su colaboración era pagada para poder solventar sus gastos de renta, comida, ropa, entre otros. También era una forma de demostrar(se) que las travestis eran “capaces de producir conocimiento y cualquier otra labor” (Equipo de redacción 2007).

Las colaboradoras se tomaron en serio el hecho de que el Teje fuera por y para travestis; aunque en un principio se pensaba hacer como un libro, recordaron que el hábito de lectura de las travestis no era tan ávido, por lo cual decidieron mejor hacerlo en formato periódico, pero más bien por la estructura y el nombre de sus secciones se parece más a una revista. También decidieron que su distribución sería totalmente gratuita, pues muchas travestis no tenían la posibilidad de adquirirla, y la idea es que todxs tuvieran acceso a leer todos los ejemplares -en total son siete números los que hoy en día componen el periódico de las travas-. Las travestis tuvieron a bien nombrar el periódico como el Teje, como una forma de honrar la complicidad que existe entre las travas que ejercen el trabajo sexual en la Zona Roja de Argentina.

El periódico el Teje se va configurando como un contradiscurso en sí mismo, desde el significado del nombre se podría considerar algo fuera de la heteronorma, al ser esta palabra, Teje, una cómplice, este lenguaje secreto entre las travas que se dedicaban a la prostitución, esta era una palabra cuya implicación era que solo ellas podían comunicarse, excluyendo a la sociedad, una palabra tan disidente y disruptiva, porque seguramente ponía los nervios de punta de quien la escuchaba y no entendía a qué se refería. Así también la forma de escribir el título empezando con minúsculas -como posicionando una postura en contra de las “reglas de la escritura”- y, por otro lado, haciendo un énfasis total en la mayúscula «T» de travesti, trava, trans, etc. Sin hablar del tamaño de la revista, siendo este más grande que el de las revistas convencionales, o de sus portadas tan llamativas, no solo por lo que sus títulos prometían que se encontraría dentro de el Teje sino también por lo coloridos que eran cada uno de sus números, como con un afán de hacer más visible la vivencia trans, desde sus letras tan provocativas con cada historia, anécdota, pensamiento o recomendación de la vida trans/travesti, que conforman el periódico. Mismas que provienen de la pluma de Diana Sacayan, Lohana Berkins, Pedro Lemebel, entre muchxs otrxs. E incluso nos encontramos con los maravillosos cómics de Naty Menstrual, rodeados de un cinismo y de un sarcasmo que no puede pasar desapercibido. El periódico también cuenta con su bonita sección de los fabulosos “chongos”1 de la semana, una sección que por supuesto no te encuentras en una revista tradicional en el sentido más estricto de la palabra.

Pero el periódico no solamente coloca ese tipo de contradiscursos simbólicos, también existen otros elementos que nos permiten visualizarlos al comparar todos los números. Pues, si se pone la suficiente atención, en cada uno se puede percatar que tanto las secciones como las personas que colaboraron pudieron ir y venir o nombrarse de una manera distinta -parece que colocan ahí un discurso de que el género tiene que hacer eso, ir y venir, fluir.

Pero el Teje no solamente se configuró como un espacio en donde se escribían historias y puntos de vista respecto a ciertas cosas que sucedían en aquel momento en Argentina, sino también como un espacio de resistencia trans/travesti, en donde se compartían algunos tips para sobrellevar a la sociedad argentina, proponiendo una forma de crear un kit de supervivencia y también poder hacer comunidad entre las travestis, creando un espacio como el de “Travesuras”, en el que se publican historias de las travas que son parte también del público lector, esto como una forma de establecer un diálogo o quizá como una forma de tomar en cuenta su experiencia de vida, dándole el valor que se merece, así como una manera de sumar a la memoria colectiva de la comunidad trans/travesti de Argentina. Pues sus historias pueden hacerles sentir identificadxs y acompañadxs con las anécdotas que publican en el Teje, haciéndoles sentir que están menos solxs en este mundo, les hace decir: “¡Vaya!, no soy la única persona que se siente así, no estoy locx, existe alguien más que vive una experiencia similar.”

Con el Teje se va construyendo poco a poco un imaginario trans/travesti que no solo va impactando en la sociedad argentina sino también en las travas, el objetivo es que el impacto sea positivo. Sin embargo, esto quizá no se logre siempre. Pero, al menos, este imaginario lo estaban construyendo las travestis y no lo estaba haciendo alguien más. Un imaginario que nos reafirma que para las personas trans/travestis, es posible crear no solamente espacios de mucho encuentro, acompañamiento, escucha y amor. También, que todas las experiencias de vida que se concentran en el periódico, son conocimiento tanto para las personas trans/travestis que lean el Teje como para las personas cis, al aportar a ambas ver el mundo de manera distinta y a construirlo de manera diferente.

No obstante, el mercado de las inseguridades se ha infiltrado tanto en nuestro imaginario trans/travesti como en nuestras vidas, esto podemos verlo reflejado en el artículo que escribe Julia Amore: “CÓMO TRANSFORMARTE EN LO QUE SOS: Julia Amore viajó hasta La Plata para seguir las pistas de un cirujano por su operación de reasignación de sexo. Las dudas y disparates detrás de la decisión de readaptar su cuerpo.” Este mercado de las inseguridades se introduce de tal manera que se ha abierto un gran catálogo de cirugías que nos ayuden a “corregir” el cuerpo, a modificarlo desde el imaginario de la corporalidad binaria, hombre y mujer cis. Y tal pareciera que las personas trans/travestis debemos apegarnos para poder ser respetadxs y tomadxs en cuenta, pero eso no tiene por qué ser así, pues el cómo yo me vea no tiene por qué cambiar la manera en la que me trata alguien, ni en si soy lo suficiente femeninx o masculino según mi identidad de género. La realidad es que ninguna persona trans/travesti le debe feminidad y/o masculinidad a la sociedad solo para adecuarse al imaginario que esta misma tiene de las personas trans/travestis y no incomodarla más. Sin embargo, con ello no quiero afirmar que nadie tiene derecho a operarse y modificar su cuerpo como se sienta a gusto, después de todo es el cómo nos hace sentir la sociedad con nosotrxs mismxs y nuestros cuerpos, aunque bien puede haber ciertas excepciones. Sin embargo, el proceso de modificar tu cuerpo no deja de ser tan cosificante, prejuiciosa y quizá hasta paternalista. Respecto al tema se puede leer más en A la conquista del cuerpo equivocado de Miquel Missé.

el Teje también ha servido como una especie de retrovisor para retroceder y reflexionar sobre lo que ya se ha hecho por la comunidad trans a lo largo de la historia, como la implementación de leyes que aseguren la posibilidad de hacer el cambio de nombre y género en el acta de nacimiento o en el DNI, aquel documento que te identifica en tu país; y con esto asegurar, a su vez, el acceso a la educación, a los servicios de salud, entre otras cosas que han ido brindando una mejor calidad de vida a las personas trans/travestis. Por otro lado, también sirve para reflexionar acerca de todo lo que aún sigue faltando hacer en la gran mayoría de países latinoamericanos, cuestión que probablemente sea muy distinta en Argentina, pues posiblemente se le podría considerar como uno de los países de Latinoamérica donde más se han promovido las políticas públicas que aseguren los derechos de la comunidad LGBT+, pero sobre todo de la comunidad trans binaria y no binaria. Aunque sigue habiendo vacíos, es tal vez el país que tiene menos problemas en el tema, a comparación de otros países latinoamericanos. Sin embargo, lo ideal sería que no existiera ningún problema porque el respeto de la sociedad no debe estar ligado a una ley, este debería existir por sí solo, porque somos personas como cualquiera, no somos monstruos. Porque aunque existan las leyes, la gente no deja de discriminarnos, de relegarnos de los espacios a los que queremos entrar, también nos siguen asesinando y desapareciendo, pues aunque ya hay leyes en algunos países que deben asegurar el acceso a la justicia, no se han tenido grandes cambios al respecto. Aunque el contexto de la revista es el de Argentina, ahora, con esta facilidad de leer el Teje en PDF, desde cualquier ciudad o país, se tiene esta apertura de pensarlo no solamente desde Argentina sino desde México, Colombia, República Dominicana, Cuba o cualquier país latinoamericano que quiera escuchar/leer las voces trans/travestis que se concentran en la revista el Teje, con la finalidad de, quizá, hacer algo diferente en sus países para que las vidas trans/travestis puedan vivirse con tranquilidad, sin temor y sin preocupación alguna. Como todxs tendríamos que vivir, pero desgraciadamente eso ni las leyes nos lo puede asegurar, por eso la necesidad de crear un kit de supervivencia -que no debería ser necesario, pero que, sin embargo, lo es, lo es a través de las narrativas que vamos encontrando en el Teje.

Así, a través de el Teje se pretende hacer una especie de labor visibilizadora de nuestras narrativas, narrativas más amorosas, y en donde la representación no caiga en humillaciones hacia nuestras historias y nuestras vidas trans/travestis, en donde no tengamos que vernos e imaginarnos a través de los cuerpos heteronormativos. Y visibilizar que existen otras narrativas para nosotrxs, la comunidad trans/travesti, encarnadas desde nuestros cuerpos. Lo que permite la revista el Teje es generar un canal de comunicación entre la comunidad trans/ travesti que ve en otras narrativas la posibilidad de su existencia y les hace saberse acompañadx en el mundo. Pero, sobre todo, de demostrar(se) -a ellas y a la sociedad- que las travestis -como diría Marlene Wayar- son “capaces de producir conocimiento y cualquier otra labor” (Méndez 2016, 144).

Es lamentable que sean tan escasas las fuentes que nos den información muy concreta respecto a la historia que rodea la creación del periódico travesti. Hasta el momento nadie sabe y quizá nunca se llegué a saber el porqué solamente se publicaron siete números y ya no se siguieron publicando más. Sin embargo, parece que a alguien se le ocurrió la gran idea de digitalizar todos los ejemplares para que en otros lugares tuvieran la oportunidad de acercarse a sus realidades trans. Las travestis tal vez sin quererlo, ni buscarlo fueron dejando un gran antecedente para la historia trans/travesti, una historia de resistencia, la posibilidad de que un mundo o una sociedad más amorosa, amable, y sobre todo respetuosa con las trans/travestis, pueda y deba existir.

Referencias

2 

Méndez, Mariela. 2016. El Teje. Primer periódico travesti latinoamericano, o de cómo resignificar cuerpos que hablen y militen. Letras Femeninas, (1)42: 143-155.

Mariela Méndez 2016El Teje. Primer periódico travesti latinoamericano, o de cómo resignificar cuerpos que hablen y militenLetras Femeninas142143155

Los siete números publicados del periódico el Teje:

Notes

[1] En Argentina, las mujeres se refieren a un “chongo” como alguien con el que solamente tienen sexo casual.