Pablo González Casanova. Interdisciplina y complejidad es el breve libro en el que José Guadalupe Gandarilla Salgado sintetiza uno de los
intereses de más relevancia para González Casanova, por lo cual debe ser leído por
quienes deseen comprender a cabalidad la obra del sociólogo mexicano. Interdisciplina
y complejidad son dos problemas abordados por González Casanova a lo largo de su trayectoria
intelectual. Están articulados en el ensamblaje del conocimiento desplegado desde
que fue historiador en El Colegio de México. Por eso, Gandarilla Salgado tiene razón,
al decir que estudiar la obra de don Pablo requiere rastrear su trabajo desde sus
primeras hipótesis históricas, sociológicas y políticas, viéndose uno obligado a “proceder
desde una perspectiva de largo plazo” para interpretar con más rigor el trabajo intelectual
del maestro.
Este es el ejercicio realizado por el autor, al abordar la articulación entre interdisciplina
y complejidad en la obra de Pablo González Casanova. Para entender tal articulación,
Gandarilla Salgado nos lleva al punto de partida de don Pablo sobre estos problemas:
su investigación crítica de la teoría social a partir de problematizar la organización
del saber como pauta para pensar la vida social liberada de las relaciones sociales
capitalistas. Este punto de partida - afirma Gandarilla Salgado-, lo encontramos en
su interés por los problemas de la democracia y el poder en la década de los años
sesenta del siglo pasado, hasta los actuales problemas de supervivencia de los humanos
ante el capitalismo terminal.
Para que este inicio sea rastreable, el autor nos indica dónde encontrarlo, a saber,
en el trabajo titulado “El don, las inversiones extranjeras y la teoría social”, publicado
en 1957; también propone un documento reciente para entender la conexión de su pensamiento
más actual con el anterior, artículo: “La ‘toma de decisiones’ y la imposibilidad
de supervivencia de la humanidad en el capitalismo”, de 2019. Este tipo de ejercicio
en la obra de González Casanova permite observar que “su propuesta es la de una visión
política de lo interdisciplinario, para que este enfoque de problemas y de formulación
de objetivos sea viable para el poder/saber alternativo y sus nuevos horizontes intelectivos
y prácticos” (p. 18).
El enfoque global e interdisciplinario de “El don, las inversiones extranjeras y la
teoría social” -sostiene Gandarilla Salgado-, tiene el talante de las lecturas realizadas
por González Casanova de Marcel Mauss y de su profesor en Francia, Georges Gurvitch.
Dicho trabajo, por un lado, trata de dos abordajes en las ciencias sociales que rompen
los límites disciplinarios y, por otro, aparece en América Latina como el primero
que atiende esta transversalidad del conocimiento.
En concreto, para Gandarilla Salgado comparar los “dones primitivos” de las sociedades
ágrafas y los “dones de capital” de las sociedades modernas a partir de la noción
de intercambios de Mauss es llevar el análisis de la antropología a la sociología,
sobre todo para el estudio del don en sociedades diferenciadas donde los análisis
se centran en la separación y abstracción de las relaciones sociales sin explicar
dichos fenómenos. En efecto, el estudio de la totalidad o del “hecho social total”
del don, le permite a González Casanova adentrarse en la comprensión de la realidad
social donde las relaciones sociales son directas; pero que en la conciencia aparecen
de manera indirecta. Por ello, al romper los límites de las disciplinas es como se
puede inteligir las contradicciones de las relaciones sociales. Por eso Gandarilla
Salgado comenta:
Aquí hemos dado casi de lleno con el tema fundamental: las formas de la cortesía en
las donaciones de los tiempos arcaicos, así como las formas discursivas tecnocráticas,
los pro tocolos diplomáticos y el lenguaje experto, no son sino formas que desplazan
hacia otro te rreno, con el fin de desterrarlo, el complejo de relaciones contradictorias
en la sociedad con temporánea y en las relaciones desiguales en tre países. (p. 29)
Este trabajo de González Casanova es innovador porque, tanto en los saberes convencionales
como en los protocolos político-institucionales, se ocultan los intereses claramente
opuestos de las relaciones sociales.
Ahora bien, el primer ejemplo en la obra de González Casanova, para rastrear su interés
en la interdisciplina y después en la complejidad, no se detiene en su estudio sobre
el don, se requiere, como bien lo indica Gandarilla Salgado, adentrarse en el Estudio de la técnica social (1958), libro donde González Casanova articula la filosofía clásica griega con el
materialismo del siglo XIX, además de con una sociología no positivista, con lo cual
se posiciona frente a quienes suponen que lo social está subordinado a las “leyes
de la naturaleza” o la técnica. Lo social, la sociedad, es una problemática incluso
de la reciente sociología académica que se interroga: ¿cómo es posible la sociedad?
En el caso de González Casanova -afirma el autor-, esta pregunta se decanta en su
interés por la democracia y el desarrollo. De ahí su libro Las categorías del desarrollo económico y la investigación en ciencias sociales, de 1967. Bien apunta el autor del libro que en el caso de la primera obra se confronta
lo social con respecto a lo técnico y en esta última los métodos cualitativos con
los cuantitativos. En ambos casos, don Pablo cuestiona lo parcial que suele ser el
conocimiento, y sobre todo la trama del proceso de fetichización en la que pueda estar
envuelto. De ahí que su obra apuntara a la construcción de una “nueva sociología”.
Esto tiene sentido en el proyecto intelectual de González Casanova de intercalar en
todo momento el problema de la organización del conocimiento con la organización de
la sociedad. Por ello, Gandarilla Salgado manifiesta que “de lograr esto, la nueva sociología podrá contribuir a la desmitificación en el plano de la organización del conocimiento
y a la desfetichización en el plano de la organización (social)” (p. 37).
Esta ruta traza el sendero por el cual aparecerá, en 1969, Sociología de la explotación, obra en la que la interdisciplina sigue siendo el modo de operar metódico de González
Casanova. En efecto, articula las matemáticas con el marxismo crítico y la sociología
académica del momento. Sobre esta pretensión tiene razón el autor: la motivación de
González Casanova, de convencer a los sociólogos empíricos de que la explotación es
un concepto científico y a los marxistas de que la sociología es útil para captar
el problema global de la exploración, fracasa. ¿Por qué? En ese momento, González
Casanova abre horizontes para una nueva sociología y sus receptores tienen pocos elementos de conocimiento y de método para comprender
este camino epistémico y político en América Latina. Esta es precisamente la razón
por la cual, hacia el final de la década de los años ochenta del siglo XX, luego de
la crisis de paradigmas y en especial del socialismo real, don Pablo “explora el ángulo
contestatario” de lo que más tarde llamará “las nuevas ciencias”, como bien lo capta
Gandarilla Salgado.
En todo el recorrido de largo aliento realizado por el autor en este breve libro,
apunta que González Casanova no pierde su interés dialéctico entre conocimiento y
sociedad. Por decir algo, si estudia el constructivismo piagetiano o el problema de
la complejidad en la obra de Humberto Maturana y Francisco Varela es porque el abordaje
de la totalidad lo proyecta en términos dinámicos en construcción y autoconstitución
(p. 44). Esto es un hecho histórico en la trayectoria de González Casanova y no una
mera especulación; por caso, la creación del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias
en Ciencias y Humanidades (CEIICH), siendo director en 1986; o la publicación de su
obra Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política, en 2004.
Es en esta última obra donde aborda la complejidad y vuelve sobre la interdisciplina
gracias a su relación con Rolando García, Hugo Zemelman y Carlos Lenkerdorf. Gandarilla
capta bien este camino:
Al ocuparse no de cualquier tipo de objeto, sino de los sistemas complejos, abiertos
y adaptativos, hurga en la política que está debajo de la teoría y ahí se concentra
en los puntos cardinales, en las zonas de contacto, “de la organización del conocimiento
y del conocimiento de la organización”, y explora en la pragmática que está debajo
de la estrategia política, y ahí su indagación exhibe una figura, también dialéctica,
en dos líneas transversales, “conocimiento transformador de la práctica científica”
y “conocimiento científico de la práctica transformadora”. (p. 48)
En una palabra, González Casanova se adentra en el problema de la complejidad para
seguir con su preocupación por la transformación de los sistemas históricos y no como
mera gimnasia intelectual. En Las nuevas ciencias y las humanidades… está plasmada la crítica a los sistemas y organismos dominantes que han puesto en
riesgo la vida en el planeta. De ahí su llamado a armarse intelectualmente de la interdefinición,
la dialéctica de la combinación y la conjunción para seguir insistiendo en otros mundos
posibles.
En suma, como lo sostiene el autor, la crítica al saber disciplinario, enclaustrado
en sus propias convicciones temáticas y conceptuales comenzó de manera muy temprana
el itinerario intelectual de González Casanova. Por tanto, el enfoque interdisciplinar
debe, como bien lo sostiene Gandarilla Salgado, conectarse desde sus obras históricas,
sociológicas, políticas hasta sus últimos estudios sobre la complejidad. De ahí su
énfasis en construir los saberes colectivos, la red de redes del conocimiento de la
organización social y política por construir mundos libres del capitalismo.
Sin duda, el libro Pablo González Casanova. Interdisciplina y complejidad no solo es un material didáctico para iniciar la lectura de una obra difícil como
lo es Las nuevas ciencias y las humanidades… sino para entender por qué para Pablo González Casanova “el valor y los límites de
las ciencias, las humanidades y las técnicas se reformulan con la interdisciplina
de los sistemas complejos, que plantean nuevas exigencias y posibilidades a la epistemología
de la organización y de los efectos de las acciones organizadas”.
La interdisciplina es un ejercicio que González Casanova cultivó durante toda su obra
intelectual con la finalidad de potenciar conocimientos más profundos que los generados
por una sola disciplina. Pero, sobre todo, se interesó por esta debido a que conduce
al problema de la búsqueda de alternativas frente al propio sistema dominante. Curiosamente,
quienes más se han beneficiado de la interdisciplina son los complejos industriales,
empresariales y militares. Lo mismo pasa con el pensamiento complejo. La llamada de
atención de González Casanova en su artículo “La ‘toma de decisiones’ y la imposibilidad
de supervivencia de la humanidad en el capitalismo” tiene el mismo espíritu que legó
en las obras aquí señaladas por Gandarilla Salgado: doblegar la histórica resistencia
que el pensamiento crítico y la propia izquierda han tenido frente al problema de
la interdisciplina y la complejidad.