§
El presente artículo sitúa su estudio de caso en la zona arqueológica de Dzibilchaltún,
pequeña localidad situada 22 km al norte del centro de la ciudad de Mérida, capital
del estado de Yucatán, México, al oriente de la autopista que conduce de Mérida al
puerto de Progreso. Es una subcomisaría en la organización políticoadministrativa
del municipio de Mérida. Se encuentra dentro de un área considerada Parque Nacional
(decretado en 1987). Dzibilchaltún significa, en lengua maya, “lugar de escrituras
sobre piedras planas” y está considerado como uno de los sitios arqueológicos más
importantes de la cultura maya. El trazo urbano arquitectónico de la zona arqueológica
de Dzibilchaltún en el área de la plaza central, Sacbé 1, y el complejo Siete Muñecas
(Imagen 1) se analizan a partir del lenguaje arquitectónico, teniendo como recurso retórico la metáfora. Es un nuevo enfoque metodológico, para
profundizar en la región cognoscible del signo y de la abstracción, diferenciándose
así de la arqueología, la antropología y la etnología (incluidas las interpretaciones
de carácter mántico). Se trata de la arquitectura y su lenguaje a través de lo que
se registra, el espacio-tiempo-eternidad maya.
Del mismo modo que la poesía hace una ruptura con el lenguaje y revela significados
inteligibles, el trabajo de investigación desarrollado en Dzibilchaltún se generó
desde la comprensión de la arquitectura, rompiendo con interpretaciones antropológicas,
arqueológicas y etnológicas que, si bien arrojan datos importantes y cruciales para
la comprensión de una cultura determinada, delimitan su estudio márgenes que nos impiden
escuchar el concierto universal de lo humano. Por su parte, la arquitectura, debido
a su carácter sincrónico de lo inmanente y trascendente, nos permite ver y escuchar
a través de ritmos espaciales intangibles, fragmentos de un lenguaje que al unirse
consolidan un discurso que nos invita más a la reflexión filosófica que al estudio
histórico.
A partir de este lenguaje arquitectónico se examinan cuestiones de geometría, proporciones
y relaciones espaciales, acercándonos a los avances de la arqueoastronomía desarrollada
en Mesoamérica por Aveni (1977) y Tichy (1991); haciendo la observación de que no todo es astronomía: hay una dinámica geométrica
propia consagrada para estructurar la expresión simbólica del pensamiento mesoamericano,
que no se pierde en la época colonial sino que se reformula (Imagen 2), de modo que también la encontramos en la arquitectura de la capilla abierta de
Dzibilchaltún y en el templo católico de la comunidad de Chablekal.
Imagen 2
Líneas visuales.
Arriba: solsticio de diciembre; del lado izquierdo, haces de luz producidos por las
aristas que, en el plano (imagen central), pasan entre la esquina de la puerta sur,
arista contraria interior, y se prolongan al muro interior oriente, tocando la arista
de la ventana lado norte interior, ventana sur; del lado derecho se observa la ocultación
del Sol en el horizonte.
Abajo: del lado izquierdo, una Luna después de llena, cortando la línea imaginaria
del ecuador; al centro, el pase de los haces de la Luna a su salida, cuando corta
la línea del ecuador; del lado derecho, una Luna llena después del equinoccio de primavera.
Fuente: Ruiz Ortiz (2016, 83, 85, 85, 86 y 87) .
La comprensión de la voluntad de las culturas mesoamericanas de preservar la memoria
y los hechos históricos, a través de la escritura jeroglífica, pictográfica, en la
metáfora del juego de palabras y de los signos de la arquitectura, permite entender,
a través de la cruz y la serie de pictogramas de la página 2 del códice mixteco Fejérváry-Mayer,
el paralelismo existente entre el trazo de las estructuras de la plaza central, el
Sacbé 1, y, en particular, con el edificio Siete Muñecas. Leyendo la cruz del códice
mixteco (Imagen 3) como un plano arquitectónico, generamos un espacio tridimensional (presentado en
la Imagen 5), como el edificio de las Siete Muñecas, convirtiéndola (la cruz) en la planta arquitectónica
de este edificio en el que se registró la cuarta dimensión, la dimensión temporal
inscrita en la cruz (Ruiz Ortiz 2016).
Imagen 4
Líneas visuales.
Fuente: Ruiz Ortiz (2021, 42) . Protegido por derechos de autor: 03-2019-060712221600-01.
Imagen 5
Del lado izquierdo, edificio de las Siete Muñecas; del lado derecho, volumen realizado
a partir de la cruz de la página 1 del códice Fejérváry-Mayer, como plano arquitectónico.
Fuente: Ruiz Ortiz (2021, 37 y 38).
Para poder entender la forma en que integraron el espacio-tiempo, construí, alrededor
del pictograma de la página 2, círculos con los meses y días mesoamericanos y actuales,
logrando armar lo que he llamado el Círculo del Espacio-Tiempo (Imagen 4), composición clave para la comprensión de la arquitectura, códices, plegarias, poesías,
lienzos, cuentos, leyendas, entre otros.
El diseño geométrico arquitectónico del edificio de las Siete Muñecas, igual que la
cruz del códice mixteco, sirvió para registrar el Espacio-Tiempo y pronosticar el
comportamiento de la naturaleza que rodeaba a los mayas de Dzibilchaltún (Imagen 5). Las escaleras poniente y norte, para acceder a la cámara de observación física,
tienen, en la parte media, un nicho que encontramos representado en el códice. Por
diseño geométrico arquitectónico suponemos debieron existir también en la escalera
oriente y sur. Las cuatro escaleras presentan 16 escalones al norte, 17 escalones
al poniente y debieron existir 16 escalones al sur y 16 escalones al oriente, mismos
que sumados dan un total de 65 escalones y que multiplicados por 4 (los 4 portadores
de los años representados en los lazos oblongos de la estructura), nos da un total
de 260, que equivalen al cómputo de los 4 portadores de los años que son 20 años y
el paso de todos en 100 años (Ruiz Ortiz 2016, 208).
Sobre esta plataforma se desplanta el segundo cuerpo, edificio rodeado por una terraza;
la estructura arquitectónica presenta una cámara central alrededor de la cual se encuentra
un corredor abovedado y el techo de la cámara interior se eleva por encima del edificio,
del mismo modo lo podemos ver en la Imagen 6 con el volumen de la cruz (Ruiz Ortiz 2016, 211).
Encontramos en Dzibilchaltún formas geométricas, proporciones y asimetrías, composiciones
complejas en las cuales las formas fundamentales se repiten y se relacionan, generando
referencias intertextuales y estructuras de asociaciones más allá de sus significados
primarios y objetivos en los cuales el uso del signo de la geometría, matemática y
física nos permite relacionar concepciones cosmogónicas, proposiciones expresadas
en el lenguaje arquitectónico, que guían a explorar cómo las civilizaciones antiguas
de Mesoamérica constituyeron el pensamiento. Por ejemplo, en la estructura de las
Siete Muñecas que veremos más adelante.
Dado que son concepciones humanas universales, podemos explicar, a través del lenguaje
arquitectónico de Dzibilchaltún (500 a.C.), los paralelismos existentes entre los
conceptos mesoamericanos sobre el hombre y el Universo y el Timeo del filósofo griego Platón (360 a.C.) sobre el origen del Universo, la naturaleza
humana y la estructura de la materia. El diálogo del Timeo está considerado como el más influyente en toda la filosofía y ciencia occidental,
y fuente primaria del cristianismo, impactando en el siglo XVI a la alta civilización
mesoamericana.
Reiteramos: en la arquitectura y textos mesoamericanos, en su organicidad de las formas
con la cual reflejan la formación del cosmos, el Universo está concebido como un todo
armonioso y ordenado en términos geométricos, matemáticos y relaciones numéricas que
a través de la hermenéutica del lenguaje arquitectónico podemos comprender.
Aplicando la teoría platónica sobre la formación y constitución de los elementos en
la ciudad de Dzibilchaltún, encontré que el modelo del demiurgo de Platón nos permite
observar regularidades significativas en los vestigios arqueológicos, sugerentes de
que el proyecto urbano-arquitectónico se planeó de acuerdo con ideas filosóficas y
experiencias similares. Tales principios son:
-
Las formas ideales eternas.
-
La materia con su necesidad.
-
El espacio, que no admite generación ni destrucción y que es la sede de todo lo que
se genera.
El demiurgo es para Platón el creador de las otras divinidades que tuvieron la tarea
de generar a los seres vivientes, el mismo planteamiento lo encontramos reflejado
en los principios rectores de la traza urbano-arquitectónica de Dzibilchaltún.
Las civilizaciones mesoamericanas expresan, en términos físicos, geométricos, matemáticos
y arquitectónicos, el orden del mundo según las proporciones armónicas, es decir,
la organicidad de las formas con la cual reflejan la formación del cosmos a través
de la escritura pictográfica, una literatura con metáforas a través de imágenes de
una fuerza expresiva e informativa como la página 48 del Códice mixteco Vindobonensis (Imagen 7).
El lenguaje formal permitió entender que representa no solo los eventos físi cos del
Universo sino también los misterios del conocimiento humano como los conceptos filosóficos
de la eternidad que plantea Plotino en su libro Las Enéadas. De esta forma, es posible comprender el trasfondo de los eventos físicos registrados
en los planos: el cenit, el nadir, los solsticios y equinoccios, base de una vasta
producción de conocimiento científico-filosófico (Imagen 8).
Imagen 8
Ampliación del Código Códice mixteco Vindobonensis. La Eternidad y el Espacio-Tiempo.
Fuente: Ruiz Ortiz (2021, 98). Protegido por derechos de Autor: 03-2019-060712221600-01.
Haciendo un paralelismo y cruzando la información del Libro séptimo de la eternidad y el tiempo, de Plotino, y la página 48 del Códice mixteco Vindobonensis, leemos lo siguiente:
Platón ha tenido razón con una gran profundidad de pensamiento en que La eternidad
es inmutable en la unidad. Con esto, Platón no solo refiere la eternidad a la unidad
que está en sí misma, sino la vida del ser a lo uno mismo. Esta vida es lo que buscamos;
su permanencia es la eternidad. En efecto, lo que permanece de esta manera siendo
la misma cosa, es decir, el acto de esta vida que permanece vuelta de sí misma hacia
lo Uno y unida a él, lo que no tiene una existencia y una vida engañosa, eso es verdaderamente
la eternidad. (Plotino 1921, 212-221)
En el Códice Vindobonensis se encuentran encima del cielo los venerados ancianos (la esencia inteligible sentado
a la izquierda y la eternidad sentada a la derecha) y al Señor 9 Viento (Quetzalcóatl)
pintado de negro y rojo (como señal del Ser inteligible), sentado al centro entre
los dos ancianos que le hablan acerca de los elementos:
Fuego simbolizado con la piel de jaguar; Tierra con el bastón de mando, la flecha
y el lanzadardos; Aire con la máscara bucal del “dios” del viento; Agua con el caracol
y la concha; señalándole el Sol, Estrella y Luna como puntos para proceder a enlazarlos
entre sí (significando con ello el Mundo inteligible). Para comprender cómo se puede
estar a la vez en la Eternidad y en el Tiempo es preciso conocer la naturaleza de
este último. Elementos y cálculos que aplicamos en la zona arqueológica de Dzibilchaltún.
Para comprender cómo se puede a la vez estar en la Eternidad y en el Tiempo, es preciso
conocer la naturaleza de este último. Es necesario, pues, que descendamos de la Eternidad
para estudiar el Tiempo. Para encontrar la Eternidad nos hemos visto obligados a elevarnos
al Mundo inteligible; ahora, tenemos que descender de él, para tratar del Tiempo;
no descenderemos completamente, sino tanto como el Tiempo mismo ha descendido. (Plotino 1921, 212-221)
La información entregada por los ancianos al Señor 9 Viento tiene el mismo trasfondo
filosófico que encontramos en los trazos geométricos de la arquitectura de Dzibilchaltún,
sobre la cual lo vemos descender con las indicaciones de los puntos de referencia
de los astros: Sol, Sirio, y Luna, y los instrumentos geométricomatemáticos, para
trazar los puntos terrestres de referencia con la arquitectura iniciando con el edificio
38, que funciona para registrar únicamente los equinoccios. Trae consigo los planos
de los edificios del Sol y Xipe (desollado), que servirán para registrar los solsticios
simbolizados por el Águila (21 de junio) y Xipe “el desollado” (21 de diciembre),
el cenit con la Serpiente de Fuego, la Estrella y la Luna (Imagen 9).
Al montar la imagen del Códice Vindobonensis sobre el plano de Dzibilchal tún, vemos al Señor 9 Viento descendiendo a través de
un cordón blanco, ¿cordón umbilical?, atravesando la estructura 38 (por la cual, hasta
el día de hoy, es posible registrar únicamente los equinoccios) (Imagen 10).
A partir de estos trazos geométricos se logra la cuadratura del círculo del edificio
45a significando el fenecer del Espacio-Tiempo, límite entre el Mundo inteligible,
al cual Quetzalcóatl (Ser inteligible) descendió para tratar el Tiempo que es cíclico,
tal como es la relación entre la longitud de la circunferencia y su diámetro, constante
matemática conocida como π, número irracional infinito que no sigue patrón predecible
alguno (Imagen 11).
La importancia de la cuadratura del círculo del edificio 45a consiste en que π tiene
infinitos decimales en una secuencia que no se repite como la vida que es cíclica
y no se repite, conecta con el número áureo φ que, al igual que π, tiene infinitos
decimales en una secuencia que no se repite como el final de la muerte cuando cruza
el umbral a la Eternidad y regresa de ella al ciclo del Espacio-Tiempo que transita
del Sacbé 1 hasta el final de la vida delimitado por la cuadratura del círculo significando
la muerte para regresar a la Eternidad; por eso, la sección áurea termina en el cenote
Xlacah, con la fecha 18 de enero, cuando el Sol está en el nadir (Imagen 12).
Cuando la invasión y colonización española llegó a Dzibilchaltún los franciscanos
ordenaron la construcción de una capilla abierta en el centro de la plaza central
hacia 1593 (Brainerd 1958, 15) con la intención de cortar el Espacio-Tiempo señalado por el vector o línea visual
del equinoccio registrado desde la puerta central de la fachada poniente del edificio
Siete Muñecas hasta el edificio 45a, ubicando en medio del muro testero, en la parte
superior, la imagen del Cristo de la ascensión y debajo de este la figura de Santa
Úrsula trasladando con ello el eje Ixchel-Itzamná, es decir, la Eternidad al pilar
de Santa Úrsula-Cristo de la ascensión.
Todo este patrimonio se centralizó en la arquitectura de la capilla abierta de Chablekal,
a donde se trasladó la imagen de Santa Úrsula hacia fines del siglo XVI, principios
del XVII. Para la celebración de Santa Úrsula en la nueva capilla abierta, tuvieron
que sintetizar los signos del lenguaje arquitectónico en el ábsi de, ubicando en el
centro del retablo al Cristo de la ascensión y debajo de este a Santa Úrsula, en los
dos únicos nichos laterales ubicaron al Cristo de la columna (alineado con el cenit
de mayo) acompañado de la virgen de la asunción en el nicho derecho (muro norte).
Y en el nicho izquierdo (muro sur) a la virgen de la asunción acompañada por una segunda
virgen de la asunción (alineado a finales de enero y principios del mes de febrero
con Luna llena) (Imagen 13).
Imagen 13
Trazo de la capilla abierta de Chablekal: responde a los eventos físicos del Universo
señalados por el Círculo del Tiempo y las imágenes cristianas.
Fuente: Ruiz Ortiz (2021, 125. QR Plano 45).
En relación con el esquema del retablo, encontramos que su delineación es circular
y con arquitectura fingida, representa el sistema constructivo de entramado de piedra
aparente, lo dividen en tres entrecalles. La entrecalle central se compone de dos
nichos que alojan a Santa Úrsula en el inferior y al Cristo de la ascensión en el
superior, divididos por un friso que presenta doce metopas repartidas en seis a cada
lado del círculo ubicado al centro del friso alineado con los nichos y el ático con
círculo que remata la entrecalle.
Las entrecalles laterales tienen sobre la predela desplantadas tres medias muestras
salomónicas con capiteles portantes de dos elementos arquitectónicos ojivales, igual
que la entrecalle central, se encuentran rematadas por círculos y una cubierta a dos
aguas sobre la cual, a un costado de la entrecalle central, proyectaron dos círculos
más. Todos estos círculos tienen en su interior dibujos en forma de pétalos, que al
parecer incorporan la cruz mesoamericana con representaciones numéricas (Imagen 14).
Imagen 14
Del lado izquierdo, retablo de la iglesia Chablekal, Yucatán. Del lado derecho, retablo
y nichos norte y sur de la iglesia de Chablekal.
Fuente: Ruiz Ortiz (2021, 128).
Con base en la comprensión del Espacio-Tiempo-Eternidad de Dzibilchaltún, sabemos
que el trazo del retablo sigue la forma circular de la Luna llena y toda la composición
de la arquitectura fingida obedece a la forma en que se explicó el cierre de un ciclo
en la estructura 45a, con el empate de un mismo edificio colocado de forma inversa
de donde se genera una línea visual que atraviesa el pictograma del ancestro muerto
sobre el eje de los equinoccios en los meses de marzo y septiembre y con el brazo
derecho extendido marcando el eje nadireternidad sobre la imagen de Santa Úrsula en
el nicho inferior en clara sustitución de Ixchel (Imagen 15).
Imagen 15
Retablo con la representación de los conceptos Espacio-Tiempo-Eternidad.
Fuente: Ruiz Ortiz (2021, 131).
Con la sangre que brota del corazón significan la eternidad en el mes 19, que no se
cuenta, representado por el Cristo de la ascensión en el nicho superior, enmarcado
por los 19 meses mesoamericanos, representados por los bloques de la arquitectura
fingida concatenándose con la escultura de Santa Úrsula, y con la mano izquierda señala
al cielo en evidente referencia al cenit para iniciar un nuevo ciclo (Imagen 16).
Imagen 16
Imagen con la representación de la Luna simbolizada en los elementos que conforman
el retablo.
Fuente: Ruiz Ortiz (2021, 130).