Editorial

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Ola Financiera

Resumen

Desde que explotó la crisis en Islandia, fines del año 2008, a la que se sumó la de Grecia, hace ya un año, han estado pasando por momentos difíciles las economías de Irlanda, Portugal y España, por las presiones a que han estado sujetos sus gobiernos. Esta presión, a fin de cuentas y en una perspectiva mas amplia, la ha estado padeciendo la zona euro, y continúa sufriéndola por las políticas de ajuste, lento y desigual crecimiento, persistente desempleo y aumento de la desigualdad. Las dificultades europeas de enfrentar autónoma y progresivamente la crisis está mostrando que ésta no sólo se ha expandido a otras esferas, sino también continúa profundizándose. Los rescates financieros emprendidos por los gobiernos de los países desarrollados durante 2009- 2010, como se ha señalado en olafinanciera.unam.mx, no han sido estrategias que posibiliten avanzar hacia el objetivo de dejar atrás la crisis. Fundamentalmente porque el enorme poder financiero concentrado en el mundo principalmente anglosajón, sigue manteniendo, hasta este momento, el control casi irrestricto sobre las políticas y estrategias corporativas. Los Estados nacionales han cedido sin cortapisas su autoridad monetaria y financiera a los mercados y estos están imponiendo y dictando su ley. Prácticamente ningún esfuerzo en diversas instancias de autoridad (legislativa o judicial) está teniendo éxito en frenar la concentración económica y financiera que está acompañando a la crisis, ni limitando, al menos, el enorme daño en el nivel de ingresos y patrimonio de la gran mayoría de las familias y empresas que el curso de la crisis está produciendo. Así, por ejemplo, los gobiernos echando mano de todos los recursos a su alcance rescatan a banqueros y financieros en problemas, pero se han olvidado de los asalariados que están perdiendo meses y semanas de ingresos debido al desempleo, trabajo precario y marginación. En este contexto, las dificultades continuarán, puesto que no se ha modificado la dinámica de la financiarización, como lo señala la colaboración de Gary Dymski en la presente entrega. Este proceso ha puesto a los gobiernos de rodillas, y la prueba más fehaciente, es la ola de políticas de ajuste al mundo de trabajo en todas las latitudes del planeta.

Pero la crisis amenaza profundizarse en un grado aún mayor, ya que el gobierno, de uno de los países que debería de mostrar mesura y ética internacional, como Estados Unidos, está imponiendo una estrategia que, además de atentar contra sus ciudadanos, está propiciando la expansión de crecientes dificultades a otras latitudes del mundo, sobre todo a las economía llamadas emergentes, en particular a América Latina. Puesto que si bien, la elevación de los precios de las materias primas ha beneficiado a las economías exportadoras de América Latina, el beneficio ha sido para el exclusivo sector exportador y financiero transnacionalizado. Además de que la producción de materias primas es altamente depredadora de los recursos naturales, y de que tiene efectos limitados sobre la generación de empleo, encadenamientos productivos e infraestructura. Por ello, América Latina se encuentra en riesgo de un rápido y mayor deterioro de las condiciones de vida de su población. Por ello resulta oportuno advertir que este proceso se ha reiterado, como lo muestra el texto de Sergio de la Peña, que se presenta en la sección Clásicos del presente número.

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Cómo citar
Financiera, O. (2013). Editorial. Ola Financiera, 4(9). Recuperado a partir de https://journals.unam.mx/index.php/ROF/article/view/40304